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martes, 24 de julio de 2012


HOY
Hoy ha caído sobre mí el  peso del silencio que habitaba ya en mis labios
Y mi cuerpo se ha rendido, febril y cansado, como un pobre guerrero derrotado.

Hoy han caído desplomados los muros de mi guarida, esos mismos que levanté con mis manos.
He sentido secar bajo mis pies el río que aislaba mi colina
Y he visto abatida la armadura de mi fortaleza, esa en la que tantas veces fui feliz.
Ya no hay  trincheras que me sirvan de escondite. Ni armas, ni tregua.
Y el refugio que antes me protegía es hoy una desolada casa donde el eco retumba.
Todas las fronteras que levanté a mí alrededor, las que me defendían del mundo, han dejado de existir.

 Hoy mi única coraza es mi patente desnudez
Y mi única soberbia mi propia desvalía
Hoy soy un trozo de carne sin apenas dignidad
Vulnerable, frágil, inerme, asustado.

Como una herida sin costra, que si la hurgas escuece.
Con una llaga al rojo vivo.
Con las vísceras abiertas
Como un animal herido. Herido sí,  pero de muerte

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