HOY
Hoy ha caído sobre mí
el peso del silencio que habitaba ya en
mis labios
Y mi cuerpo se ha rendido,
febril y cansado, como un pobre guerrero derrotado.
Hoy han caído desplomados
los muros de mi guarida, esos mismos que levanté con mis manos.
He sentido secar bajo mis
pies el río que aislaba mi colina
Y he visto abatida la
armadura de mi fortaleza, esa en la que tantas veces fui feliz.
Ya no hay trincheras que me sirvan de escondite. Ni
armas, ni tregua.
Y el refugio que antes me
protegía es hoy una desolada casa donde el eco retumba.
Todas las fronteras que
levanté a mí alrededor, las que me defendían del mundo, han dejado de existir.
Hoy mi única coraza es mi patente desnudez
Y mi única soberbia mi
propia desvalía
Hoy soy un trozo de carne
sin apenas dignidad
Vulnerable, frágil, inerme,
asustado.
Como una herida sin costra,
que si la hurgas escuece.
Con una llaga al rojo vivo.
Con las vísceras abiertas
Como un animal herido. Herido sí, pero de muerte