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sábado, 20 de octubre de 2012

Las cosas no han cambiado tanto


Las cosas no han cambiado tanto:

 

Sigo contando con los dedos de una mano

Y mis pies siguen dando pasos largos.

 

Sigo temiendo que salga el monstruo que habita en el armario de mi habitación.

Y sigo siendo  un zombie que derrama el café cada mañana,

Y la duda, que te desespera cada tarde.

 

Ocho horas diarias de trabajo aburrido

Veinticuatro, en un mundo imaginario

Otras tantas, escribiendo relatos.

 

Harta de los mismos prejuicios,

de las excusas que sigo escuchando:

 

 -Eres una tía cañón-

 

 como si eso inmunizara de los verbos querer, sentir y desear

o garantizara una felicidad superior a la de otros.

 

Todavía te sigo esperando,

Suplico tu abrazo

Soñando que te pierdes en mi boca

Y luego, más abajo.

 

Confiando que "la- próxima- será- la -buena"

Con la misma ingenuidad

Convencida de que volveremos a encontrarnos

 

                                                                          en algún lugar del tiempo.

 

 

 

2 comentarios:

  1. Si ese monstruo ha sido capaz de seguirte de armario en armario, quizá se merezca una oportunidad.

    En la próxima ocasión, invítalo a salir... los monstruos de nuestra infancia pueden ser entrañables, en cualquier caso son nuestros.

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