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viernes, 12 de octubre de 2012


CEMENTERIO DE LO NUESTRO.

 

Abre bien la ventana y que entre el aire.

¡Ojalá que la brisa te escarmiente el pelo

en esta habitación donde hasta al aire le falta el aire!

 

Abre bien la ventana para que entre.

¡Ojalá que el aire no sea simple aire, sino un viento virulento!

Y que el viento se convierta en huracán de fuerza diez

O mejor, en tornado.

¡Qué lo rompa todo!

¡Qué todo lo haga añicos!

Qué no deje más que despojos tras su paso.

Que no quede ninguno de los objetos de esta habitación: Ni siquiera yo.

 

 

Y cuando haya pasado el ciclón,

Estaré como siempre he estado: sola.

Sola, en medio de un millar de cenizas de todo lo que jamás seremos: Cementerio de lo nuestro.

 

Si nada te importa

(tal vez ni te importes tú).

Si todo es circunstancial y nada permanece

Si la recompensa no vale el esfuerzo

Si a lo que tú llamas escepticismo yo lo llamo cobardía

Si esto es así, será que el amor te viene grande.

Entonces: Venga,  abre bien la ventana y deja paso a la borrasca

 

¡Que se lo lleve todo!

¡Que no quede nada!

 

Que no quede nada de ti

Que no quede nada de mí

Ni mucho menos de un

                                       nosotros.

 

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