CEMENTERIO
DE LO NUESTRO.
Abre
bien la ventana y que entre el aire.
¡Ojalá
que la brisa te escarmiente el pelo
en
esta habitación donde hasta al aire le falta el aire!
Abre
bien la ventana para que entre.
¡Ojalá
que el aire no sea simple aire, sino un viento virulento!
Y
que el viento se convierta en huracán de fuerza diez
O
mejor, en tornado.
¡Qué
lo rompa todo!
¡Qué
todo lo haga añicos!
Qué
no deje más que despojos tras su paso.
Que
no quede ninguno de los objetos de esta habitación: Ni siquiera yo.
Y
cuando haya pasado el ciclón,
Estaré
como siempre he estado: sola.
Sola,
en medio de un millar de cenizas de todo lo que jamás seremos: Cementerio de lo
nuestro.
Si
nada te importa
(tal
vez ni te importes tú).
Si
todo es circunstancial y nada permanece
Si
la recompensa no vale el esfuerzo
Si
a lo que tú llamas escepticismo yo lo llamo cobardía
Si
esto es así, será que el amor te viene grande.
Entonces:
Venga, abre bien la ventana y deja paso
a la borrasca
¡Que
se lo lleve todo!
¡Que
no quede nada!
Que
no quede nada de ti
Que
no quede nada de mí
Ni
mucho menos de un
nosotros.
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